sábado, 10 de julio de 2010

El ejemplo de Gualeguaychú

Los gobiernos no lo pueden desoír

El ejemplo de Gualeguaychú
Por Pedro Aguer
Para Río Bravo.



La lucha contra BOTNIA es ya un símbolo de la lucha de un pueblo que enarboló la Bandera del Federalismo y empezó con prudencia advirtiendo sobre los riesgos de una pastera sobre el Río de los pájaros, contaminando el agua y el aire, destruyendo el equilibrio de la naturaleza y afectando la salud de la población. Pero el negocio estaba en marcha y avanzó, llevándose por delante las razones científicas, ni qué hablar de las humanitarias.

Como suele ocurrir con los espejismos, ocurrió que el argumento de la fuente de trabajo iba a ser usado por los políticos, como si ellos fuesen los que la generan, por su dedicación y esmero. No importa de qué se trate, ni que ello signifique un atentado contra la naturaleza y la salud de los habitantes de la región afectada.

Lamentable es el hecho de que ello sucediera en un gobierno socialista, cediendo territorio a la patogenia del capital, en lugar de elegir la perspectiva de nuevos y elevados horizontes. La generación de fuentes de trabajo mediante la autogestión de la solidaridad organizada, por ejemplo.

El compromiso del actual Presidente de Uruguay, en concordancia con la Presidente de Argentina, abre una instancia avalada por una decisión democrática de la Asamblea. Ambos gobiernos, elegidos por sus pueblos, deberán monitorear en forma directa la planta procesadora, como sus efectos en el río y en el aire, en reivindicación de su comportamiento, y escuchar a los pueblos y no obedecer a los poderosos.

Es lo que merece el Pueblo de Gualeguaychú. Es como actúan los militantes de la Causa Nacional y Popular.

Son muchos los destrozos causados en el mundo por el avance irresponsable e insensible del capitalismo “salvaje”, calificado así por Juan Pablo II.

El medio ambiente debe ser política de estado. Las disculpas no caben. Un estadista debe hacerse cargo cuando, ejerciendo como gobernante, en su país es contaminado el aire o el agua, o se saquean sus recursos naturales.

Los pueblos, a esta altura de la civilización, no deberían seguir siendo los desposeídos. El deber de un político bien nacido es ponerse al lado de su pueblo en lucha.

Anoche, 23 de junio, en el Canal Encuentro, se volvió a pasar lo que debió sufrir el gobierno de la Unidad Popular en Chile, y el martirio de Salvador Allende. Prócer de la honradez y militante en serio de la Causa de su Pueblo. Hoy son varios los gobiernos que unidos podrían resistir al lado de sus pueblos lo que contra éstos se haga.
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